En múltiples ocasiones he escuchado esta
frase, dirigida a muchos hijos por parte de sus padres; pero también ha sido
pronunciada por gran cantidad de personas que desean incentivar a que alguien
se prepare, a través de la formación académica, para su vida.
Pero en esta frase se está cometiendo un
gravísimo error pues a pesar de tener una intención loable, se le está indicando
(y con frecuencia se repite insistentemente) a la persona que “no es nadie”, se está olvidando que “es una persona”, es decir que “es alguien”
Decirle a una persona que “no es nadie”, es
compararlo con un objeto y decirle que sólo es “algo” y que se convertirá en
“alguien” sólo si estudia; incluso muchos se dicen a sí mismos: “debo estudiar para ser alguien en la vida”
aunque no tengan claridad de qué estudiar, cómo ni dónde hacerlo.
Pero, ¿dónde está el reconocimiento de las
habilidades que tiene todo ser humano? Hay que tener claro que todos los
seres humanos sabemos algo de algo, sabemos hacer algo, sabemos responder a las
exigencias de la vida de alguna manera; no es en la Universidad donde adquirimos
destrezas para la vida, la Universidad nos ayuda a desarrollarlas y a
proyectarlas de una manera organizada, pues cuando un estudiante llega a la
Universidad es porque le gusta algo de antemano, nadie es, como afirmara
Aristóteles, una “tabula rasa”, pues
tiene conocimientos previos.
Más aun, ¿cómo comprender el
fenómeno de aquellos que nunca asistieron a una Universidad o no terminaron sus
estudios universitarios y son reconocidos por sus grandes éxitos? Ahí está un
argumento fehaciente de que el estudio no hace que un “algo” se convierta en un
“alguien” es el “alguien” quien con la ayuda de una formación académica puede
reforzar lo que ya tiene.
Tampoco afirmo (y quiero dejar
esto claro) que no se requiera tener una formación académica adecuada, sino en
que se debe dar prioridad al desarrollo de las capacidades y habilidades humanas.
En consecuencia a lo anterior, se
hace muy importante que los padres tengamos claridad de los términos que
utilizamos para referirnos a nuestros hijos, pues muchas veces éstos desean
estudiar algo para que sus padres se sientan orgullosos, pero no porque deseen
hacerlo; además, al enfatizar tanto en los estudios nos olvidamos de acentuar
el desarrollo de las habilidades que posee esa persona.
Hoy día se enfatiza tanto en los
estudios bajo el concepto de formar a las nuevas generaciones, que (y me
disculpan los castos oídos lo que voy a afirmar), más bien se termina
“des-formando” a las personas para que no desarrollen su propio potencial y se
dediquen a obtener títulos de doctorado y postdoctorados para luego ofrecerle
un salario de miseria o no darles empleo porque están “muy calificados”. Sería
diferente si las Universidades, especialmente aquellas que se dedican a graduar
profesionales por “deporte”, frecuentemente con serias deficiencias y en número
desbordante, enfatizaran en programas donde cada estudiante pueda desarrollar
su potencial y no “encasillarlo” en el sistema. Cuando la universidad comprende
la educación como negocio y no como la misión de engrandecer al ser
humano-estudiante que pisa sus aulas o su misión es el negocio, ha perdido su
razón de ser.
¿Cómo enseñarles a los niños y
jóvenes que lo importante es dejar huella? Lo importante no es llenar la pared
de diplomas sino en dejar una huella que construya, una huella de humanidad!.
No se necesitan fenómenos racionales, sino personas formadas de manera integral
(aunque este término suene a cliché), que busquen utilizar las riquezas del planeta,
no para su beneficio personal a costa de los demás, sino, para el beneficio de
todos.
Feliz semana!
Leonel GRIMALDO SALAZAR
Psicólogo, Filósofo y Teólogo
Cel. (+57) 310 331 9621
Totalmente de acuerdo, la sociedad nos encargamos de popularizar ciertos términos que pierden su escénica. Uno realmente debería decir... "Quiero que seas cada día mejor" y si para conseguirlo tienes que estudiar "hazlo" pero con toda disposición.
ResponderBorrarRikardo, gracias por tu aporte!
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