martes, 3 de noviembre de 2020

Carta a mi amigo Presbítero

 

Noviembre 1 de 2020




Reverendo Presbítero:

Teófilo PALMIERI PORTELA

Parroquia de San Juan Bautista

Esmirna (Turquía)




Respetuoso saludo en Cristo Jesús, Redentor y salvador de los hombres.


Hace muchos años que nos vimos por última vez y, con todo respeto, deseo compartir contigo unas reflexiones que desde hace algún han venido rondando mi mente. Te envío la carta a la última dirección que tengo de ti, espero que te llegue con prontitud. Estas reflexiones que acá plasmo son basadas en el anhelo de que sientas que nuestra relación está mediada por Jesús, el Cristo, pues en Él somos bautizados y eso nos hace hermanos.


Diosidencialmente, comencé a escribirte este texto hoy, domingo 1 de noviembre, cuando la Iglesia celebra la Festividad de todos los Santos.


  1. Recuerda siempre las motivaciones por las que ingresaste al seminario, al que llegaste, sin duda, con grandes ideales y corazón dispuesto. Siempre existe el peligro de que esas motivaciones iniciales se vayan diluyendo en el devenir del tiempo y sólo vayas quedando tú, con tu historia y tus aprendizajes, tus luchas y tus vacíos…distante de Aquél a quien dices seguir.


  1. No sé si estás de párroco o en algún cargo administrativo.


2.1 Si estás de párroco recuerda las responsabilidades que implican el serlo; no es algo sólo de título o meramente jurídico, tienes una gran responsabilidad ante el pueblo que te ha sido confiado. Debes predicar la Palabra con intensidad y entrega (Cfr. 2 Tm 4,2), debes catequizar con la palabra y el ejemplo; que la oración sea tu alimento constante pues no sabes cuándo vendrá el ataque y de dónde; no fuiste enviado a esa parroquia para darle a esa comunidad lo que ella esperaba sino lo que ella necesita.



Ten en cuenta que de ti depende el amor y la devoción con que tus feligreses se acerquen a los sacramentos: si la confesión la practicas de cualquier manera o regañas durante ella, si la Eucaristía la presides pensando más en el estipendio que en la grandeza de la misma, si predicas sólo para los demás pero no para ti…. Recuerda que el ejemplo arrastra y el amor y devoción con que vivas los Sacramentos lo vivenciarán tus ovejas.


Recuerda que para tus feligreses tú eres su párroco, su pastor, pero con ellos eres un cristiano; si olvidas lo segundo, jamás podrás vivir lo primero.


2.2 Si estás en un cargo administrativo cuida de no creer que recibiste el Sacramento del Orden para ello: llevar cuentas, redactar documentos, ser el vicario judicial, etc. Tu misión es mucho mayor que eso!. Si debes hacerlo, que sea la voluntad de Dios, pero no te acostumbres a ello. Recuerda que tus motivaciones iniciales, muy probablemente, eran predicar y ayudar a los más necesitados y no encerrarte en una oficina y sentirte “seguro” allí.


  1. Cuida de no creerte más o mejor que los demás, pues has sido colocado al frente de una comunidad para que la conduzcas, como Pastor, a un encuentro con Jesús; si olvidas esto, tus ovejas lo reconocerán y aunque, muy probablemente, no te lo digan de frente, ten por cierto que lo hablarán entre ellas. Sabrán que “hablas muy bonito” pero tus palabras no tendrán eco pues serán vacías.


  1. Cuídate de “encerrarte” ante el peligro, como hacen los asalariados (Cfr. Jn 10, 12-13), pues el “pastor” que lo hace da más fuerza al miedo que a Dios a quien predica y en quien dice creer. Si el pastor se esconde, ¿qué crees que sucederá con las ovejas?. Si las ovejas se pierden, no creas que fue porque eran “ovejas débiles e ignorantes”, es posible que se pierdan porque el pastor no hizo su labor (Cfr. Jn 10, 1-5.11b), porque el pastor prefirió esconderse detrás de una cámara o de un micrófono para cuidarse de un contagio (ante la realidad actual) sin caer en cuenta que sus ovejas le necesitaban, dejándolas solas y abandonadas a merced del lobo.


  1. Ante la situación actual, es importante que cuides tu salud y tengas en cuenta todos los protocolos, no sólo por ti sino también por los demás; pero si exageras en esos “protocolos” terminas demostrando miedo y no cuidado. Además, tus feligreses lo notarán y ¿qué les dirás? ¿con qué autoridad les hablarás? Recuerda las Palabras del texto Sagrado, la Palabra que predicas (Cfr Hch 4, 18-20). Ten en cuenta que si predicas a un Dios que todo lo puede pero te escondes, ¿crees que los miembros de tu comunidad te creerán?. Tus feligreses saben si estás enfermo o si tienes preexistencias, además ellos serán los primeros en pedirte que te cuides; pero también saben cuándo mientes y te escondes, dejándole paso al maligno a que “haga su obra” porque el pastor se escondió y no le creyó a Dios ni hizo lo que tenía que hacer (Cfr. Lc 17, 10). Y de esto tendrás que dar cuenta al Maestro.


  1. Cuida que tu labor siempre sea para llevar las ovejas hasta el Gran y Buen Pastor. Ten presente la denuncia que hace Yaveh-Dios a los pastores de Israel (Cfr. Ez 34, 2-10); cuídate de no caer en esas conductas pues tus ovejas lo reconocerán y huirán de ti. No te creas imprescindible, pues quien te colocó ahí, puede quitarte y colocar pastores que le obedezcan y juzgará también a las ovejas que se crean mejores que otras porque tú lo has permitido (Cfr. Ez 34, 11-22).


  1. Cuídate de los extremos: “cura de misa y olla” o el “cura misero”. El primero, propio de comunidades religiosas, en las que el presbítero se dedica a celebrar una “misa” para asegurarse su comida y dormida (presbítero acomodado que no le interesa la pastoral y convirtió su ministerio en algo contrario a las motivaciones iniciales) y el segundo, más propio del clero diocesano, cuando al presbítero sólo le motiva el dinero que recibe por el estipendio, al punto que sólo preside una Eucaristía si le pagan y hace diferencia entre quienes le dan sólo el estipendio y quienes le dan “más”. Con frecuencia la sabiduría popular da cuenta de esto: “tiene más plata que cura con dos parroquias” o “al padrecito sólo lo motivan los verdes” (haciendo referencia a los billetes de mayor denominación). Ten presente las palabras del papa Francisco cuando recordaba que “el diablo entra por el bolsillo (Mensaje a religiosos y sacerdotes en Medellín * 09-09-2017).


  1. Cuida que no te recuerden como el presbítero de “los chistes verdes” o el que su predicación parece más un espectáculo de humorista; que no te recuerden como el presbítero amigo del licor y las cantinas. Una cosa es ser amigo de los borrachos y otra muy distinta ser amigo del licor.


  1. Que tu predicación sea cercana al pueblo, no te ufanes en usar palabras de tan alta teología con el peligro que las ovejas no comprendan la grandeza del mensaje; recuerda el ejemplo del Maestro que predicaba con cercanía y en un lenguaje que todos comprendían, pues la Misericordia de Dios es para todos.


  1. Recuerda que eres el dispensador de las Gracias y la Misericordia de Dios, no el dueño de ellas, pues si el administrador no administra, ¿qué se puede esperar de los demás?.


  1. Recuerda SIEMPRE predicar la grandeza de la Misericordia Divina, no gastes tu tiempo en predicar sobre el maligno; nuevamente procura evitar los extremos: el primero de quien sólo predica el miedo al maligno y, el segundo, de quien se olvida de su actuar en la historia y la vida de los hijos de Dios, pues los extremos siempre, siempre son dañinos. Quien sólo ve el maligno en todas partes, no es capaz de ver la acción misericordiosa de Dios en la creación como su obra y, por el otro lado, quien niega el actuar del maligno se convierte en su cómplice.


  1. Recuerda que debes fortalecer la FE en el pueblo que te ha sido confiado y ella nace y se fortalece en el encuentro personal con Jesús: la Fe no es una respuesta al Miedo al maligno y a los castigos de Dios, la Fe es una respuesta al AMOR de Dios entregado sin que lo merezcamos. Recuerda el antiguo soneto:


No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.


Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.


Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.


No me tienes que dar porque te quiera, 
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisisera. 


  1. Cuídate del EGO, pues puedes creerte como quien tiene todas las respuestas para los demás” y olvidas que también necesitas pedir ayuda a otros; no eres invencible ni super poderoso, pues, al igual que todos los seres humanos, deberás enfrentarte a tus “demonios internos”, tus etapas no superadas de tu historia personal, las herencias de tus antepasados, las puertas que tú mismo le abriste al mal, etc. Recuerda que como cristianos debemos darnos mutuamente la mano, pues “uno solo llega más rápido, pero acompañado se llega más lejos”.                                                                                                                                          

  2. No te escudes en tu humanidad para justificar tus caídas, pues también es de humanos reconocer, revisar, evaluar, recomponer y, fortalecido, continuar. Recuerda siempre que Dios te creó para ser feliz y compartir esa felicidad con otros, la felicidad que sólo viene de Dios. Al igual que tú, también los casados y solteros buscan compartir la felicidad que les ha sido dada por Dios; y, como dice una canción y fue un consejo de mi papá: “pero sobre todas las cosas, nunca te olvides de Dios”.


  1. Finalmente, mi amigo y hermano, te invito a que ores por las ovejas que te han sido encomendadas y pídele a ellas que oren por ti, pues sabes que sin la oración de ellas no podrás cumplir bien tu labor; con frecuencia la oveja más olvidada o la más pequeña ofrece a Dios todo de sí por su pastor (Cfr. Mc 12, 41-44). Por mi parte, pediré a mis amigos y contactos que oren por ti y por todos los presbíteros (los que le son conocidos y los que no, los que han estado en sus procesos de fe, por aquellos de los que tienen buenos recuerdos y de los que no, etc.) para que, con la fuerza del Espíritu Santo, puedan cumplir la misión que les ha sido encomendada, el Ministerio que les fue confiado.



Por si necesitas algo y crees que puedo colaborarte, quedo atento.



Tu amigo y hermano,




Leonel GRIMALDO SALAZAR

Psicólogo, Filósofo, Teólogo

Cel. (+57) 310 331 9621

www.psicologoalamano.com


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