Esta
frase la leí en redes sociales en estos días y me causó curiosidad.
Comienzo
recordando que el amor surge de la libertad, es decir que el amor, per sé, es libre. Un amor obligado dista
mucho de ser amor pues no se puede
obligar a nadie que ame a otra persona o nadie puede obligar a alguien a que le
amen; un “amor obligado” es una forma de esclavitud.
Entonces
me pregunto ¿qué quiso expresar esta persona con esta frase?. ¿Existe algo más
allí?.
Es
importante recordar que como padres de familia estamos llamados a sembrar
valores en nuestros hijos, pero no siempre sucede así pues “cada uno habla según le haya ido en la
fiesta”. Por ejemplo:
- Si a un esposo le
fue mal en su matrimonio (sea por las razones que sean), lo más probable es que
enseñe a sus hijos varones que el matrimonio no es una buena opción y buscará
sembrar en ellos una constante relación con la mujer basada en el irrespeto y
en la utilización de la misma; de tal forma que estos varones tendrán dificultades
en generar una relación estable en sus vidas porque “todas las mujeres son esto o aquello” y no se dan cuenta que son
sus propios aprendizajes heredados los que les lleva a ver la realidad de esa
manera.
Pero,
veamos un ejemplo 2:
- Si ha sido a la
esposa a quien le fue mal en su matrimonio (sea por la razón que sea), se
esforzará por sembrar en sus hijas un alejamiento del matrimonio como opción de
vida, incluso llevándolas a que no se comprometan con nadie, a la utilización
extrema de cuanto método de planificación exista y, en caso de quedar embarazada,
la posibilidad abierta del aborto para “que
no se dañe la vida”, olvidando que con este tipo de actitudes ya le habrá
destruido al vida, pues dicha joven (o mujer adulta) tendrá dificultades en
organizar una relación estable en su vida por los temores sembrados por su
madre.
Los
padres de familia tenemos una responsabilidad muy grande en la formación de los
hijos y es importante aprender a sanar nuestras heridas para no trasmitirlas a
quienes están en proceso de formación, confían en nuestro criterio y nos ven
como un ejemplo a seguir. Con frecuencia los hijos asumen lo que ven en sus
padres como algo que deben seguir, convirtiéndolo en aprendizajes que luego les
van a generar dificultades en las relaciones con los demás o cuando desean
establecer una relación constante como opción de vida.
He
conocido a muchas personas predicar el “amor libre” y, con el paso del tiempo,
verlos sumidos en el vacío y la depresión. Incluso, he conocido a padres/madres
de familia que llevaron a sus hijos/hijas por caminos errados y al verlos
infelices se saben culpables pero ya no son capaces de hacer nada. Padres que
obligaron a sus hijos/hijas a casarse con “el mejor partido” aunque no existiera
amor, o a una hija porque quedó embarazada antes del matrimonio, o aquella
madre que le enseñó a su hija a “ser rebelde” creyendo que de esta manera la
haría libre para decidir pero sólo la convirtió en esclava de sus propias
heridas.
Recuerdo
el caso de un joven de 29 años, con quien hablé una semana antes de morir de
Sida, y quien en medio del diálogo me contaba que ya le había pedido a su
familia que no lo llevaran más al hospital de su ciudad y que esta decisión le acarrearía
la muerte en pocos días; en un momento le pregunté:
- ¿Fue Usted feliz?
Mirándome
con ojos llenos de lágrimas, me respondió:
- No lo fui. A los
19 años me vinculé en un ambiente que me hizo creer que podía vivir mi libertad
“a mis anchas” y ahora que estoy enfermo no recibo, ni siquiera, la visita de ninguno
de mis amigos. Sé que voy a morir pronto y me duele haberme “dejado llevar” y
ahora sé que no fui feliz.
- ¿Puedo compartir
esto con otros?.
- Hágalo con todos
los que pueda!.
No
pude grabar su testimonio porque en ese momento no tenía con qué hacerlo (eso
fue hace unos 12 años atrás), pero siempre recuerdo aquella situación. No
profundicé en las circunstancias que le llevaron a vincularse a la situación
que él mencionó, pero sí recuerdo que me habló del “amor libre” y su respuesta:
no
fui feliz!.
Por
ello, a través de estas líneas invito a los padres de familia a que no le transmitamos
a nuestros hijos las heridas que hemos acumulado en nuestra vida como verdades
para ellos, dichas heridas son nuestras y debemos buscar la ayuda necesaria que
nos lleven a sanarlas.
A
los jóvenes que quieran vivir un “amor libre” recuerden que todos los seres
humanos tenemos el derecho de sabernos libres y actuar como tal, pero la
libertad implica ser consciente de la consecuencias de sus actos, pues si
olvido dichas efectos dicha libertad no será tal sino libertinaje y éste
termina generando muchas dificultades y cuando estés en medio de ellas
comprenderás lo que hiciste con tu vida porque la soledad, el abandono y la
depresión harán el resto.
Leonel GRIMALDO SALAZAR
Psicólogo, Filósofo y Teólogo
Cel.
(+57) 310 3319621
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