domingo, 7 de octubre de 2018

¿Por qué la tecnología le ha quitado el tiempo a la familia?


Esta pregunta me la planteó un padre de familia en un colegio de Colombia, preocupado por la poca comunicación entre él y su hijo de apenas 11 años.

Hay que partir del hecho que la tecnología es un desarrollo del ser humano y no al contrario, de ninguna manera el ser humano ha nacido de la tecnología. Si se parte de este principio, afirmar que “la tecnología le ha quitado el tiempo a la familia” es una falacia!.

Teniendo esto claro, entonces se hace necesario replantear el hecho de que la tecnología no le ha quitado el tiempo a la familia, sino que ha sido la misma familia la que le ha cedido su tiempo a la tecnología. La tecnología per se (por sí misma) no es dañina, pero si la tecnología es utilizada de manera inadecuada, se hace mucho daño en el ser humano y sus relaciones, especialmente de quienes van en proceso de crecimiento y formación.

¿Cuántas veces, una mamá o papá, le entrega el celular a su hijo de escasos uno o dos años para que “se calme y deje de molestar”?; lo mismo sucede con el televisor para que el “niño se entretenga”; pero no sucede sólo con los niños: los adolescentes a quienes ahora se les brinda la posibilidad de tener equipos tecnológicos de carácter privado, entonces encontramos que el adolescente (o incluso, niño) tiene su propio televisor, sus propios juegos, su celular, su Tablet, etc., por lo que se hace “menos necesario” el compartir con los adultos de su casa porque “todas sus necesidades están satisfechas” en palabras de alguno de ellos mismos.

¿Por qué ya el comedor ha dejado de “tener importancia” en el hogar? Cada quien se va a compartir sus alimentos con el televisor o el celular, y si se está a la mesa cada quien está pendiente de “llamadas urgentes”, y aunque esté su cuerpo allí, su mente y corazón están junto al celular.

¿Cuántas veces un niño quiere contarle a su padre/madre sus preocupaciones y no son escuchados? Recuérdese que una cosa es oír y otra, muy diferente, escuchar. Esos niños no escuchados pueden terminar en manos de delincuentes que “les dan la escucha que sus propios padres le niegan”; lo mismo sucede entre las parejas generando infidelidades y separaciones.

¿Qué sucedería si nos acostumbráramos a hacer un “ayuno tecnológico” al menos un día a la semana? ¿Si cuando estamos en el comedor, nadie está pensando en el celular porque lo deja lejos? ¿Si cuando tu hijo/hija, hermano/hermana, pareja o padre/madre quiere hablar contigo, dejas la tecnología aparte y le das la importancia a quien te necesita con urgencia?.

Depende de nosotros que no le sigamos entregando nuestros seres queridos a la tecnología porque se perderán en ella y nosotros lamentaremos no haber disfrutado el tiempo con nuestros seres queridos por estar pendiente de “contactos” ajenos; es triste reconocer que no le dimos importancia a quien teníamos a escasos centímetros de distancia por estar comunicándonos con “amigos” que estaban en el otro lado del mundo.

En conclusión: No es que la tecnología le haya quitado el tiempo a la familia, es que la familia le ha cedido su tiempo a la tecnología.



Leonel GRIMALDO SALAZAR
Psicólogo, Filósofo y Teólogo
Cel. (+57) 310 331 9621


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