Esta pregunta me la planteó un
padre de familia en un colegio de Colombia, preocupado por la poca comunicación
entre él y su hijo de apenas 11 años.
Hay que partir del hecho que la
tecnología es un desarrollo del ser humano y no al contrario, de ninguna manera
el ser humano ha nacido de la tecnología. Si se parte de este principio,
afirmar que “la tecnología le ha quitado
el tiempo a la familia” es una falacia!.
Teniendo esto claro, entonces se
hace necesario replantear el hecho de que la tecnología no le ha quitado el
tiempo a la familia, sino que ha sido la misma familia la que le ha cedido su
tiempo a la tecnología. La tecnología per
se (por sí misma) no es dañina, pero si la tecnología es utilizada de manera
inadecuada, se hace mucho daño en el ser humano y sus relaciones, especialmente
de quienes van en proceso de crecimiento y formación.
¿Cuántas veces, una mamá o papá,
le entrega el celular a su hijo de escasos uno o dos años para que “se calme y deje de molestar”?; lo mismo
sucede con el televisor para que el “niño se entretenga”; pero no sucede sólo
con los niños: los adolescentes a quienes ahora se les brinda la posibilidad de
tener equipos tecnológicos de carácter privado, entonces encontramos que el
adolescente (o incluso, niño) tiene su propio televisor, sus propios juegos, su
celular, su Tablet, etc., por lo que se hace “menos necesario” el compartir con
los adultos de su casa porque “todas sus
necesidades están satisfechas” en palabras de alguno de ellos mismos.
¿Por qué ya el comedor ha dejado
de “tener importancia” en el hogar? Cada quien se va a compartir sus alimentos
con el televisor o el celular, y si se está a la mesa cada quien está pendiente
de “llamadas urgentes”, y aunque esté
su cuerpo allí, su mente y corazón están junto al celular.
¿Cuántas veces un niño quiere
contarle a su padre/madre sus preocupaciones y no son escuchados? Recuérdese
que una cosa es oír y otra, muy diferente, escuchar. Esos niños no escuchados
pueden terminar en manos de delincuentes que “les dan la escucha que sus
propios padres le niegan”; lo mismo sucede entre las parejas generando
infidelidades y separaciones.
¿Qué sucedería si nos
acostumbráramos a hacer un “ayuno tecnológico” al menos un día a la semana? ¿Si
cuando estamos en el comedor, nadie está pensando en el celular porque lo deja
lejos? ¿Si cuando tu hijo/hija, hermano/hermana, pareja o padre/madre quiere
hablar contigo, dejas la tecnología aparte y le das la importancia a quien te
necesita con urgencia?.
Depende de nosotros que no le
sigamos entregando nuestros seres queridos a la tecnología porque se perderán
en ella y nosotros lamentaremos no haber disfrutado el tiempo con nuestros
seres queridos por estar pendiente de “contactos” ajenos; es triste reconocer
que no le dimos importancia a quien teníamos a escasos centímetros de distancia
por estar comunicándonos con “amigos” que estaban en el otro lado del mundo.
En conclusión: No es que la
tecnología le haya quitado el tiempo a la familia, es que la familia le ha
cedido su tiempo a la tecnología.
Psicólogo, Filósofo y Teólogo
Cel. (+57) 310 331 9621