Se escucha mucho sobre “lo difícil que son los hijos hoy día” y olvidamos que muchas de
esas frases las escuchábamos cuando éramos niños. Pero ahora somos adultos, somos
padres y estamos “del otro lado”. Lo curioso es que quienes nacimos antes de la
década de los 80’s (incluso antes de los 90’s) tuvimos padres muy firmes en sus
decisiones (es cierto, a veces se pasaban de la medida), pero eso forjó una
generación con principios claros. Lo curioso es que esa misma generación que hoy,
como padre, se queja de lo malcriados
que son sus hijos, olvida que si ellos son así, ha sido, en gran parte, porque
a nosotros, como padres, nos faltó claridad en su formación.
Y empezamos a cambiar muchas cosas porque “no queríamos que nuestros hijos sufrieran lo
que nosotros sí sufrimos”, generamos un proceso distinto y empezamos a
negociar todo. Es fácil encontrar situaciones donde se generan verdaderos delincuentes
potenciales, cuando los papás se preocupan por:
1.
Darle a su hijo todo lo que pida, pues este hijo pensará
que tiene derecho a obtener todo lo que desea.
2.
Reírse cuando su hijo diga malas palabras, crecerá
pensando que el irrespeto es divertido.
3.
Jamás reprender a su hijo por su mal comportamiento,
podría “dañar su autoestima” y crecerá pensando que no existen reglas en la sociedad.
4.
Recoger todo lo que su hijo desordene, crecerá
creyendo que los otros deben hacerse cargo de sus responsabilidades.
5.
Permitirle ver cualquier programa de televisión (ingresar
e interactuar en cualquier sitio web), crecerá creyendo que no hay diferencias
entre ser niño y ser adulto y además tendrá una mente “abierta y sin
traumatismos”.
6.
Darle a su hijo todo el dinero que le pida, crecerá
pensando que obtenerlo es fácil y no dudará en robar para conseguirlo-
7.
Ponerse siempre de parte de él contra vecinos,
docentes y policías, creerá que lo que hace siempre está bien y los equivocados
son los otros.
8.
Jamás orientar a su hijo en el área espiritual,
deje que cuando sea adulto, él decida lo que quiera creer.
9.
Pelearse delante de sus hijos, de esta manera sus
hijos no se sorprenderán cuando lleguen a divorciarse (además crecerán con
mucha rabia dentro de ellos).
10. Si su hijo le da
un manotazo o un puntapié, celebrárselo, reírse con sus ocurrencias, al fin y
al cabo es sólo un niño, fomente su agresividad y falta de respeto.
11. Dejar que su hijo
maltrate la naturaleza, la está conociendo, no se preocupe que se ha comprobado
que los asesinos en serie han comenzado matando animales.
Entonces ¿qué hacer? Es importante poner
límites, pues si éstos no están y se genera una falta de respeto a la autoridad
y figura como padres, se conducirá a que los niños sean manipuladores,
impertinentes, no colaborativos, agresivos, no aprendan a controlarse, no
aprendan a tolerar y manejar la frustración, etc. No poner límites es el mayor
acto de desamor e irresponsabilidad paterna/materna.
¿Cómo
aplicar los límites? Dado que nadie nace sabiendo a ser padre, es muy importante tener en cuenta
algunos tips:
1.
Ser objetivo. Establezca las normas de manera concreta. En vez de decir “pórtate bien” dile exactamente qué quieres que haga
con frases cortas y órdenes precisas como: “no le pegues a tu hermanito” o
“Debes respetar a tu abuelita”.
2.
Ser firme. No significa que grite cuando no obedezca, pero
hable con voz firme y un rostro serio. Por otro lado, ser firme significa
también que las reglas importantes no están a discusión, si sólo puede ver televisión luego de haber realizado las tareas
escolares, procura que todos los días sea igual.
3. Acentuar
lo positivo. Al decir “No” el niño sabe que no debe hacer lo
que está haciendo pero no entiende cuál es la manera correcta de comportarse.
Por ejemplo, en vez de decirle “No grites en la biblioteca”,
dile “Habla bajito en la biblioteca”, o en vez de “No corras” di “Camina despacio”;
de esta manera será más fácil para él entender qué es lo que deseas.
4.
Explicar el por qué. Cuando a un niño se
le explica la importancia y las razones de seguir una orden se siente más
seguro y es más fácil que obedezca. No des explicaciones largas y complicadas,
sino cortas y sencillas como: “No muerdas
a los demás, les harás daño”. No es buena razón afirmarle “¡porque soy tu madre!”.
5.
Desaprobar la conducta, no a tu hijo. No se trata de
mostrar rechazo hacia ellos; antes de decir “Eres malo“, di “Eso que estás haciendo está mal“.
6.
Controlar tus emociones. Cuando estamos muy
enojados somos más propensos a ser verbal y físicamente abusivos con los niños.
Cuenta hasta diez, cálmate, y entonces sí enfrenta la situación.
Recuerden no ceder a las rabietas y caprichos de tu hijo porque al final
será él quien mande y decida en la casa, y no ustedes como padres. Sean
pacientes, y verán que con cariño y normas claras lograrán criar a un hijo bien
portado, seguro de sí mismo y auto suficiente.
Pero, sobre todo, papás, es vital el
buen ejemplo porque éste se convertirá en la mayor fortaleza para que, como
padres, puedan formar a sus hijos. Tengan en cuenta que su hijo está en
formación y lo que siembren ahora quedará para toda la vida.
Leonel GRIMALDO SALAZAR
Psicólogo, Filósofo y Teólogo
Cel. (+57) 310 331 9621