miércoles, 21 de noviembre de 2018

¿Quieres criar hijos delincuentes o responsables de sí?


Se escucha mucho sobre “lo difícil que son los hijos hoy día” y olvidamos que muchas de esas frases las escuchábamos cuando éramos niños. Pero ahora somos adultos, somos padres y estamos “del otro lado”. Lo curioso es que quienes nacimos antes de la década de los 80’s (incluso antes de los 90’s) tuvimos padres muy firmes en sus decisiones (es cierto, a veces se pasaban de la medida), pero eso forjó una generación con principios claros. Lo curioso es que esa misma generación que hoy, como padre, se queja de lo malcriados que son sus hijos, olvida que si ellos son así, ha sido, en gran parte, porque a nosotros, como padres, nos faltó claridad en su formación.

Y empezamos a cambiar muchas cosas porque “no queríamos que nuestros hijos sufrieran lo que nosotros sí sufrimos”, generamos un proceso distinto y empezamos a negociar todo. Es fácil encontrar situaciones donde se generan verdaderos delincuentes potenciales, cuando los papás se preocupan por:

1.    Darle a su hijo todo lo que pida, pues este hijo pensará que tiene derecho a obtener todo lo que desea.

2.    Reírse cuando su hijo diga malas palabras, crecerá pensando que el irrespeto es divertido.

3.    Jamás reprender a su hijo por su mal comportamiento, podría “dañar su autoestima” y crecerá pensando que no existen reglas en la sociedad.

4.    Recoger todo lo que su hijo desordene, crecerá creyendo que los otros deben hacerse cargo de sus responsabilidades.

5.    Permitirle ver cualquier programa de televisión (ingresar e interactuar en cualquier sitio web), crecerá creyendo que no hay diferencias entre ser niño y ser adulto y además tendrá una mente “abierta y sin traumatismos”.

6.    Darle a su hijo todo el dinero que le pida, crecerá pensando que obtenerlo es fácil y no dudará en robar para conseguirlo-

7.    Ponerse siempre de parte de él contra vecinos, docentes y policías, creerá que lo que hace siempre está bien y los equivocados son los otros.

8.    Jamás orientar a su hijo en el área espiritual, deje que cuando sea adulto, él decida lo que quiera creer.

9.    Pelearse delante de sus hijos, de esta manera sus hijos no se sorprenderán cuando lleguen a divorciarse (además crecerán con mucha rabia dentro de ellos).

10. Si su hijo le da un manotazo o un puntapié, celebrárselo, reírse con sus ocurrencias, al fin y al cabo es sólo un niño, fomente su agresividad y falta de respeto.

11. Dejar que su hijo maltrate la naturaleza, la está conociendo, no se preocupe que se ha comprobado que los asesinos en serie han comenzado matando animales.

Entonces ¿qué hacer? Es importante poner límites, pues si éstos no están y se genera una falta de respeto a la autoridad y figura como padres, se conducirá a que los niños sean manipuladores, impertinentes, no colaborativos, agresivos, no aprendan a controlarse, no aprendan a tolerar y manejar la frustración, etc. No poner límites es el mayor acto de desamor e irresponsabilidad paterna/materna.

¿Cómo aplicar los límites? Dado que nadie nace sabiendo a ser padre, es muy importante tener en cuenta algunos tips:

1. Ser objetivo. Establezca las normas de manera concreta. En vez de decir “pórtate bien” dile exactamente qué quieres que haga con frases cortas y órdenes precisas como: “no le pegues a tu hermanito” o “Debes respetar a tu abuelita”.

2. Ser firme. No significa que grite cuando no obedezca, pero hable con voz firme y un rostro serio. Por otro lado, ser firme significa también que las reglas importantes no están a discusión, si sólo puede ver televisión luego de haber realizado las tareas escolares, procura que todos los días sea igual.

3. Acentuar lo positivo. Al decir “No” el niño sabe que no debe hacer lo que está haciendo pero no entiende cuál es la manera correcta de comportarse. Por ejemplo, en vez de decirle “No grites en la biblioteca”, dile “Habla bajito en la biblioteca”, o en vez de “No corras” di “Camina despacio”; de esta manera será más fácil para él entender qué es lo que deseas.

4. Explicar el por qué. Cuando a un niño se le explica la importancia y las razones de seguir una orden se siente más seguro y es más fácil que obedezca. No des explicaciones largas y complicadas, sino cortas y sencillas como: “No muerdas a los demás, les harás daño”. No es buena razón afirmarle “¡porque soy tu madre!”.

5. Desaprobar la conducta, no a tu hijo. No se trata de mostrar rechazo hacia ellos; antes de decir “Eres malo“, di “Eso que estás haciendo está mal“.

6. Controlar tus emociones. Cuando estamos muy enojados somos más propensos a ser verbal y físicamente abusivos con los niños. Cuenta hasta diez, cálmate, y entonces sí enfrenta la situación.

Recuerden no ceder a las rabietas y caprichos de tu hijo porque al final será él quien mande y decida en la casa, y no ustedes como padres. Sean pacientes, y verán que con cariño y normas claras lograrán criar a un hijo bien portado, seguro de sí mismo y auto suficiente.

Pero, sobre todo, papás, es vital el buen ejemplo porque éste se convertirá en la mayor fortaleza para que, como padres, puedan formar a sus hijos. Tengan en cuenta que su hijo está en formación y lo que siembren ahora quedará para toda la vida.



Leonel GRIMALDO SALAZAR
Psicólogo, Filósofo y Teólogo
Cel. (+57) 310 331 9621


jueves, 1 de noviembre de 2018

Hijo, estudie para que sea alguien!


En múltiples ocasiones he escuchado esta frase, dirigida a muchos hijos por parte de sus padres; pero también ha sido pronunciada por gran cantidad de personas que desean incentivar a que alguien se prepare, a través de la formación académica, para su vida.

Pero en esta frase se está cometiendo un gravísimo error pues a pesar de tener una intención loable, se le está indicando (y con frecuencia se repite insistentemente) a la persona que “no es nadie”, se está olvidando que “es una persona”, es decir que “es alguien

Decirle a una persona que “no es nadie”, es compararlo con un objeto y decirle que sólo es “algo” y que se convertirá en “alguien” sólo si estudia; incluso muchos se dicen a sí mismos: “debo estudiar para ser alguien en la vida” aunque no tengan claridad de qué estudiar, cómo ni dónde hacerlo.

Pero, ¿dónde está el reconocimiento de las habilidades que tiene todo ser humano? Hay que tener claro que todos los seres humanos sabemos algo de algo, sabemos hacer algo, sabemos responder a las exigencias de la vida de alguna manera; no es en la Universidad donde adquirimos destrezas para la vida, la Universidad nos ayuda a desarrollarlas y a proyectarlas de una manera organizada, pues cuando un estudiante llega a la Universidad es porque le gusta algo de antemano, nadie es, como afirmara Aristóteles, una “tabula rasa”, pues tiene conocimientos previos.

Más aun, ¿cómo comprender el fenómeno de aquellos que nunca asistieron a una Universidad o no terminaron sus estudios universitarios y son reconocidos por sus grandes éxitos? Ahí está un argumento fehaciente de que el estudio no hace que un “algo” se convierta en un “alguien” es el “alguien” quien con la ayuda de una formación académica puede reforzar lo que ya tiene.

Tampoco afirmo (y quiero dejar esto claro) que no se requiera tener una formación académica adecuada, sino en que se debe dar prioridad al desarrollo de las capacidades y habilidades humanas.

En consecuencia a lo anterior, se hace muy importante que los padres tengamos claridad de los términos que utilizamos para referirnos a nuestros hijos, pues muchas veces éstos desean estudiar algo para que sus padres se sientan orgullosos, pero no porque deseen hacerlo; además, al enfatizar tanto en los estudios nos olvidamos de acentuar el desarrollo de las habilidades que posee esa persona.

Hoy día se enfatiza tanto en los estudios bajo el concepto de formar a las nuevas generaciones, que (y me disculpan los castos oídos lo que voy a afirmar), más bien se termina “des-formando” a las personas para que no desarrollen su propio potencial y se dediquen a obtener títulos de doctorado y postdoctorados para luego ofrecerle un salario de miseria o no darles empleo porque están “muy calificados”. Sería diferente si las Universidades, especialmente aquellas que se dedican a graduar profesionales por “deporte”, frecuentemente con serias deficiencias y en número desbordante, enfatizaran en programas donde cada estudiante pueda desarrollar su potencial y no “encasillarlo” en el sistema. Cuando la universidad comprende la educación como negocio y no como la misión de engrandecer al ser humano-estudiante que pisa sus aulas o su misión es el negocio, ha perdido su razón de ser.

¿Cómo enseñarles a los niños y jóvenes que lo importante es dejar huella? Lo importante no es llenar la pared de diplomas sino en dejar una huella que construya, una huella de humanidad!. No se necesitan fenómenos racionales, sino personas formadas de manera integral (aunque este término suene a cliché), que busquen utilizar las riquezas del planeta, no para su beneficio personal a costa de los demás, sino, para el beneficio de todos.

Feliz semana!


Leonel GRIMALDO SALAZAR
Psicólogo, Filósofo y Teólogo
Cel. (+57) 310 331 9621

La psicoterapia y la espiritualidad

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