domingo, 16 de diciembre de 2018

Y llegó Navidad!


Ya se acerca la Navidad, tiempo de compartir y celebrar. Sin embargo llevados por algunos comportamientos mediáticos y consumistas se ha olvidado qué se celebra y, lo grave, es que transmitimos enseñanzas equivocadas sobre el tema.

En mi libro ¿Es Dios un débil? ¡Sí, lo es!, en la pág. 63 traigo una historia titulada:


LA PRIMERA NAVIDAD

Había un hombre que creía que la Navidad era, como muchas otras cosas en la vida, una simple farsa.

Este hombre no era una mala persona. Era un tipo bueno, decente, generoso con su familia y justo en su trato con los demás, pero él no creía en la Encarnación de Dios en el seno de la Virgen María, la cual el cristianismo lo celebra el día de la Navidad.

- En verdad siento apenarte -. Le dijo él un día a su esposa que era una cristiana comprometida - pero no puedo entender que Dios se volvió hombre. Para mí, no tiene ningún sentido.

En Nochebuena, su esposa y sus niños fueron al templo para asistir a la celebración. El hombre rechazó acompañarlos pues manifestó sentirse como un hipócrita. “Es mejor que me quede en casa. Esperaré por ustedes”, agregó.

Luego que su familia partió para el templo, la nieve empezó a caer fuertemente, desatándose una tormenta. Se acercó a la ventana de su sala y vio cómo los copos caían con más fuerza sobre el suelo y se formaba grandes cerros de nieve. “Si nosotros debemos tener Navidad”, pensó, “es bueno que ésta sea blanca”.

Regresó a su silla y empezó a leer su periódico. Tras unos minutos, fue sobresaltado por el sonido molesto de un ruido que fue rápidamente seguido por otro y otro. El hombre pensó que alguien estaría tirando bolas de nieve muy cerca de la ventana de su sala o, en todo caso, contra ella.

Cuando fue a la puerta para averiguar qué pasaba, encontró que una bandada de pájaros se encontraba en medio de la nieve. Ellos habían sido sorprendidos inesperadamente por la tormenta y en su búsqueda por algún refugio, habían intentado ingresar a la casa por la ventana, encontrándose contra el fuerte vidrio.

No puedo permitir que esas criaturas se queden ahí toda la noche en medio de la nieve y el frío”, pensó el hombre, “pero ¿cómo puedo ayudarlos?”.

Entonces recordó el granero donde se guardaba el pequeño “pony” de sus niños. El granero podría proporcionar calor a las aves. Se puso su chaqueta y guantes y, rápidamente, se dirigió al granero.

Abrió las puertas y encendió la luz, pero los pájaros no entraron.

Seguro que la comida los atraerá”, pensó de nuevo.

Regresó a su casa, buscó pan y roció migas de pan sobre la nieve formando un camino hasta al granero. Pero las aves tampoco ingresaron al granero. Por el contrario, permanecieron quietas, sin hacer el menor mínimo movimiento.

El hombre desesperado empezó a agitar sus brazos en dirección al granero, haciendo señas para que ingresasen a él. Pero las aves no hicieron caso a sus señas.

- Ellos me encuentran una criatura extraña y espantosa, -se dijo el hombre a sí mismo-. No hay manera de que ellos piensen que pueden confiar en mí. Si sólo yo pudiera ser pájaro por algunos minutos, podría entonces guiarlos hasta el granero y salvarlos.

Tan pronto finalizó esas palabras, las campanas del templo empezaron a sonar.

El hombre permaneció en silencio durante algún tiempo mientras escuchaba las campanas que repicaban una y otra vez anunciando la llegada de la Navidad.

Entonces, el hombre cayó pesadamente de rodillas sobre la nieve y susurró:

¡Ahora entiendo por qué tuviste que hacerlo!.


Se puede afirmar, sin reparos, que el Hijo es la manera desesperada como el Padre  busca que el ser humano comprenda cuánto amor le tiene!. Más que cualquier otro atributo divino, todo el Nuevo Testamento muestra que Jesús, el Cristo, es realmente la imagen viviente del Padre, "rico en misericordia" (Ef 2, 4), con su vida, con sus gestos y palabras; pues “Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo” (Hb 1, 1-2).

Que la celebración de la Navidad te lleve a experimentar la máxima expresión del amor Misericordioso del Padre en Jesús. Y que a su vez, sea la oportunidad de compartir, sanar, perdonar y perdonarse en familia; abrazar y celebrar el amor de pareja, el amor de los hijos, el amor de los padres, el amor de los hermanos, abuelos, etc. Cuídate de usar el tiempo para compartir con tu familia en tiempo para compartir con personas que si caes en desgracia, no lo darán todo por ti.

Que esta sea Tu primera Navidad!


Leonel GRIMALDO SALAZAR
Psicólogo, Filósofo y Teólogo
Cel. (+57) 310 331 9621

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