TE QUIERO VIV@
Los últimos días, Colombia se ha visto
estremecida por las imágenes de una madre lanzándose al vacío, desde un puente,
con su hijo. Y, aunque no es un caso aislado, deseo unirme a las múltiples
voces que han compartido sus opiniones y/o mensajes en torno al tema. Y deseo
hacerlo desde varias vertientes:
Desde la Filosofía: La Filosofía ha
tenido varios movimientos a lo largo de su historia, siendo el cambio más
marcado el paso del teocentrismo medieval al racionalismo moderno; pero luego
surge el existencialismo como una reacción al vacío generado al creer que todas
las respuestas del hombre estaban en la razón.
Así, algunos filósofos, alejados de la
figura de Dios, se centran en el pesimismo. Por un lado Fiódor Dostoyevski muestra la imagen de un mundo
carente de valores en donde la gente sólo puede decidir según su conciencia,
que, a su vez, ha sido formada en esa carencia axiomática; por otro, Sôren
Kierkegard consideró que el ser debía encontrar una verdad por la que se pueda
vivir o morir, pero cuando se carece de ésta se pierde la paz; una angustia,
que para Martin Heidegger es el resultado del abandono en el que se encuentra
el hombre (varón y mujer). En ese mismo sentido aparece Jean Paul Sartre que se
centra en la nada existencial. Y, José Ortega y Gasset, fortalece todo ello
afirmando que “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella
no me salvo yo”.
Aunque existen existencialistas positivos
como Gabriel Marcel, que centra su reflexión en el personalismo como canal para
llegar a los otros y a Dios. Pero cuando una persona termina con su vida,
incluso esta visión de persona está oscurecida a sus ojos.
Desde la Teología: Considerar que
el ser humano es criatura de Dios, es Hijo del Creador, es normal para un
pueblo educado dentro de la cultura cristiana. Pero no sólo basta con saberlo
sino, especialmente, con saberse Hijo, no debe ser algo meramente teórico sino
práctico; no basta con saber que Dios está ahí, sino con sentirlo especialmente
cuando las cosas no salen como deseamos.
La frase muy conocida en Colombia de “el país del Sagrado Corazón” es
utilizada para afirmar que muestro pueblo, que se jacta de ser cristiano, no
vive tales enseñanzas, de lo contrario situaciones como la corrupción o el delito
(sea cual sea) no existirían porque las enseñanzas de Jesús de Nazaret nunca
incitan a ello.
Cuando una persona se sabe Hija de Dios,
amada por el Creador, tiene recursos infinitos para enfrentar las situaciones
que le aquejan en su vida; o ¿cómo comprender a una madre que vio ultimar a sus
hijos pueda aferrarse a la vida y continuar? Sólo se puede comprender desde una
experiencia viva de Dios le infunde la gracia del Perdón.
Hoy se habla mucho de la relativización de
los valores y de cómo la vida se ha centrado en otro tipo de “riquezas” distintas a Dios, riquezas que conducen al vacío
existencial. Cuando me alejo de Dios le doy la posibilidad al mal que actúe en
mí, recuerda que el mal se fortalece en la oscuridad que produce el alejamiento
de Dios.
Desde la Psicología: La psicología
nos ofrece la reflexión sobre situaciones como la depresión, la angustia y el
vacío. Es fácil asumir el papel de juez ante una situación similar y que
alguien afirme “yo nunca haré algo así”,
pero te has preguntado ¿Qué habría sucedido si hubieras estado en su lugar? ¿Si
te hubieras sentido abanadonad@ por todo y por todos? ¿Si hubieras carecido de
una formación en el manejo de la frustración? ¿Si en tu hogar te hicieron todo y no te exigieron que
aprendieras a hacerlo? No todos los seres humanos tenemos los mismos recursos
para superar las dificultades, en muchas personas el nivel de resiliencia es
bajo y si unido a ello se tiene un desequilibrio médico que conduzca a una
mayor o menor producción de adrenalina, dopamina, serotonina y/o noradrenalina
con sus consecuencias, se haría más difícil emitir un rápido juicio.
Así, es fácil juzgar pero qué difícil es
ponerse en los zapatos de quien atenta o ha pensado en atentar contra su vida.
Una persona que atenta contra su vida no está
médicamente bien, además de la presencia de vacíos existenciales que hacen que
todo se vea oscuro y se aferre a que la única solución posible sea esa.
Una vez conocí el caso de alguien que por un
ruptura amorosa terminó atentando contra su vida y el papá, en medio de su
angustia religiosa, me preguntó: ¿mi hijo se salvaría?. Obviamente no era una
respuesta que yo pudiera darle, porque eso sólo compete a Dios, pero de lo sí
estaba seguro, era que ese hijo, si hubiera podido ver el panorama más amplio
se habría dado cuenta que la solución estaba muy cerca y no era la de quitarse
la vida.
Muchos años después conocí el caso de
alguien, con una formación humanista y espiritual muy fuerte, además era
alguien que contaba con un grupo de contactos muy amplio, reconocido y tenido
en cuenta; pero llegó un momento en que no sólo pensó en destruir su vida sino
que, incluso, lo planeó en modo, tiempo y lugar; todo era oscuro, sus
“amistades” se alejaron de él, algunos le escribían sólo para atormentarlo y
juzgarle, pero nadie para ofrecerle una solución a lo que en ese momento le
aquejaba, además había aprendido que la vida sólo se podía mover entre dos
colores Blanco o negro, o las cosas eran buenas o malas, o “se hacían bien o no se hacían”; pero
¿sabe por qué no lo cometió? Porque en el último momento fue capaz de postrarse
y decirle a Dios que tomara su vida.. y al entregarle TODO a Dios, desde el
fondo de su ser, empezó una luz a emerger; por ello, en su último libro, ¿Es Dios un débil? ¡Sí, lo es, dice que “Cuando la única salida que yo veía posible era el suic…, Dios me
respondió, no de la manera como yo quería, sino de la forma como Él sabía que
yo necesitaba” …Esa persona soy YO!
Ten en cuenta que la formación influye en la
manera como enfrentamos la vida. Si he sido formado desde mi hogar para el
manejo de la frustración, si he sido formado en que las soluciones a las
diferentes que la vida nos plantea tienen muchas maneras de solucionarlos y no
sólo en blanco y negro (bueno o malo), si he aprendido a centrarme más en la solución
que en el problema; igualmente, debo aprender a conocerme y darme cuenta si
sufro o he sufrido de angustia existencial, si los pensamientos negativos y/o
destructivos ocupan gran parte de mi tiempo, si me siento o me he sentido
abandonado, incluso, por aquellos a los que considero amigos. Aprende a buscar
ayuda a tiempo, no dejes que las frustraciones y decepciones de la vida se
compriman como “una olla a presión”,
busca darle solución a cada situación y no
dejarla para después, ten en cuenta que, aunque la solución está en ti,
puede haber alguien a tu alrededor dispuesto a ayudarte, pero si no buscas
ayuda, ¿cómo quieres hallarla?. Te presente que situaciones como éstas pueden
estar muy cerca, no deseches las preocupaciones de quien te rodea, pues
mientras su caso para ti puede ser una bobada
para quien la padece puede ser lo peor
del mundo.
Recuerda que la salud mental es muy
importante, que no basta con pensar en otra
cosa, pensar positivo o recurrir al alcohol, la droga o al sexo
desenfrenado para olvidar y salir de la situación; se debe buscar ayuda
profesional a tiempo. ¿Crees que es un gasto invertir en tu salud mental? Pues
continúa viviendo con tu insomnio, estrés, gastritis, úlcera, angustia,
pensamientos destructivos, depresión, ansiedad, etc. y ojalá sumes… es posible
que te des cuenta que la inversión en tu salud mental es vital para tu
bienestar!.
Finalmente, recuerda que tú
puedes hacer mucho, tanto si quien necesita son otros o eres tú mismo!. Si crees que te puedo ayudar, no dudes en
contactarme!
Leonel GRIMALDO SALAZAR
Psicólogo, Filósofo y Teólogo
Cel. (+57) 310 331 9621